lunes, 27 de julio de 2009

Juan Parera, gran fallero y gran moro de la comisión Almirante Cadarso-Conde Altea nos ha dejado, descanse en paz


Os reproducimos el texto homenaje que le dedica el ex-presidente de la comisión, José Luis Llorens a Juan Parera, de nuevo D.E.P.

Se nos ha ido Juan Parera, nuestro Juan "El Moro"

Cuando estás temiendo recibir una noticia como ésta piensas que cuando llegue te pillará algo más preparado...Pero no es así. El dolor es el mismo o, quizá, más. Hoy los falleros de Almirante estamos dolidos por la separación, por el dolor de su familia, por el dolor de sus muchos amigos entre los que nos contamos.

El pasado 14 de febrero era el día señalado por la Junta Central Fallera para retirar los "bunyols de brillants" de nuestra falla. Entre ellos estaba el de Juan pero sabíamos que él no podría acercarse al Palacio de la Exposición. Esa noche teníamos un acto festivo, nada menos que "la fiesta de los moros enamorados", algo que, de normal, hubiera sido para Juan una cita grata e inexcusable. La complicidad y amabilidad de su médico, que cambió su sesión de diálisis, hizo posible que ocurriera lo que muchos saben: La Fallera Mayor de Valencia, Marta Agustí, se acercó personalmente, a eso de las diez de la noche, a imponerle ese "bunyol".

Unos minutos antes, Juan se había levantado de su silla de ruedas, había cogido la espada y, mientras la banda tocaba una marcha mora, él dirigía la escuadra que componían algunas de las Huríes de 2009. Apenas fueron unos minutos, segundos quizás, pero en esos momentos vimos a...Juan el Moro, inimitable, inconfundible y...feliz, con una felicidad contagiosa que nos hacía olvidar que quizá aquella sería la última vez que podríamos verle mover la espada delante de una escuadra...

El párrafo anterior resume muchas situaciones que han tenido que ver con la relación entre Juan y nuestra Comisión y con el mundo fallero...Juan no era un fallero normal, vaya que no. Pero la verdad es que se emocionó un poco-sólo un poco-al recibir "el huevo frito". "Por fin ha nacido un fallero", le dije yo con cierto cachondeo..."No sé, no sé", me contestó.

Era fallero de nuestra falla pero lo suyo eran los moros. Algunos con más memoria que yo se acordarán de más detalles, de cómo en las fallas de 1976 se hizo una "trabucada" porque él no podía estar de fiesta sin que aquello tuviera algo de sabor moro. Enseguida, al año siguiente, la primera Parada Mora. Un 18 de marzo, porque "no teníamos nada esa noche" y casi como una consecuencia de que aceptara apuntarse a la falla. Pero se hizo con toda seriedad porque para Juan los moros eran algo muy grande. Realmente era él quien personificó desde aquel año esa famosa mezcla de lo moro y lo fallero: Lo hizo consigo mismo y, claro, con nuestra falla y, después, con cada uno de sus "inventos": Los Capitanes Moros o las Huríes, por ejemplo, a quienes consideraba de su propiedad.

Ya he contado muchas veces que, por entonces, en Valencia no había nada de moros y cristianos. Su impulso, como sus amigos, no se quedaron sólo en nuestra falla, pero es cierto que la Parada, nuestra Parada, fue el origen de casi todo. Hoy, la coordinadora de Moros y Cristianos de la Ciudad tiene un local propio que, además, lleva su nombre, Y hemos celebrado treinta y tres Paradas Moras, las últimas bajo su atenta y dulce mirada porque ya no podía llevar su escuadra.

En 2006 decidimos nombrarle Rey Moro. Su salud, su corazón, ya no estaba para bromas, pero Rosa su mujer, cedió a regañadientes con ayuda -otra vez- de su médico de entonces.

Sus amigos -en particular, Alfonso Grau- hicieron posible ese pequeño homenaje de su falla. Además, le preparamos la sorpresa de convocar a las Falleras Mayores de Valencia que habían sido "sus" Huríes... Vinieron todas, claro,claro...

Porque a Juan se le quería. Mi hija Laura llora ahora a moco tendido. Recordaba un día que, vestida de valenciana junto con Sofía, aquel año, nos presentamos en su casa para estar un ratito con él. Estaba recién operado, pero nos recibió con esa alegría que jamás perdía, que jamás perdió...a no ser que alguien hiciera algún desacato moro, claro está, que si tenía que decirle a alguien que llevara el paso como Dios manda, lo decía. Sí, se emocionó al tener a las Falleras Mayores de su Falla en su casa...La verdad es que Juan era mucho más fallero de lo que él mismo podía reconocer.

En estos últimos años todos hemos sido conscientes del privilegio que ha significado tenerle con nosotros. ¿Cómo lo diría? Es esa sensación de saber que estás al lado de alguien especialmente irrepetible, singular...

Sí, en Almirante somos muy conscientes de lo que ha significado, significa y significará Juan, para nosotros, para Valencia. Pero hoy es día de dolor; del futuro tendremos tiempo de hablar. Del nuestro, porque el suyo para mí está claro y no quiero ni puedo dejar de decir lo que creo. La esperanza es siempre dura, pero es siempre mucho más, muchísimo más, que el asidero al que te coges ante la ausencia del amigo. La esperanza es vislumbrar la realidad, la auténtica realidad, no la apariencia en la que vivimos. De modo que sí, que en el Cielo ahora hay moros de verdad, ésa es mi seguridad. Falla ya teníamos desde que por allá aparecieron Manolo y tantos otros (¡qué abrazos le esperaban!), pero ahora está completa, con ese sello que, gracias a él, será para siempre el de nuestra Falla. Aquí y allí.

Y con eso me quedo, además de esos recuerdos imborrables en los, siempre, siempre, siempre está sonriendo y vibrando al son de una marcha mora.

Descanse en paz.

Valencia, 24 de julio de 2009

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